CENTENARIO DEL GRAN VICENTICO VALDES 

LA VOZ ELASTICA DE CUBA.

 

Por: Fabio Casas Arango

 

La Habana, 10 de enero de 1921 – Nueva York, 26 de junio de 1995.  A mediados de los años 50, del siglo pasado, el vocalista Vicentico Valdés fue bautizado artísticamente por un periodista radial de Puerto Rico, como “La voz elástica de la canción”. Y ello es verdad. Vicentico mostró un fraseo desigual y personal y el estilo en retardando (como atrasando el tiempo), en forma declamada, como en un recitativo en la expresión y con acentuadas cadencias e inusitados melismas; que se acomodaron tanto al bolero, la guaracha, el son, el mambo, el chachachá, vals peruano, tango y hasta bossa nova. Sin duda, uno de los grandes misterios de la cancionística latinoamericana.

 

Se puede afirmar que dentro de la música cubana el apellido Valdés aparece en cantidad de vocalistas, instrumentistas y directores de orquesta. Se puede hablar de la “dinastía Valdés”, sin querer decir con ello, que todos los músicos cubanos que llevan ese apellido pertenezcan a dicha dinastía. La familia de Vicentico toda fue musical.- Nuestro biografiado forma parte del linaje artístico musical de Alfredito, Marcelino, Oscar, Lázaro y Lazarito, todos excelentes cantantes, pianistas y percusionistas de altos vuelos musicales. Se puede hablar de una segunda “dinastía Valdés”, encabezada por el gran pianista Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, más conocido como Bebo Valdés (Quivicán, Cuba; 9 de octubre de 1918 – Estocolmo, Suecia; 22 de marzo de 2013), quien fue además de pianista, su faceta más conocida, arreglista, director de orquesta, y creador de temas de música cubana y de jazz afrocubano. Fue padre del también pianista de jazz afrocubano Chucho Valdés (n. 1941). Ambos nacieron un 9 de octubre en la misma ciudad de Quivicán. Y el tercer miembro de la “Dinastía” es Chuchito, quien siguió los pasos musicales de su padre Chucho, y de su abuelo Bebo. En otra ocasión escribiremos sobre las dos dinastías Valdés de Cuba, además de la “dinastía Valdés” de México, integrada por las súper estrellas de la comedia: Germán “Tin Tan” Valdés, Ramón “Don Ramón” Valdés, y Manuel “El loco” Valdés.

 

La impronta de Miguelito Valdés, como excelente cantante en el amplio mundo de la música cubana, ocurre en el ya lejano año de 1937, cuando entró a formar parte del Septeto Nacional, para ocupar la vacante que dejara su hermano Alfredito.

 

Cumplido dicho periplo con el Septeto Nacional, pasó a las filas de la Orquesta Jabón Candado; y de ésta a la del pianista, compositor y danzonero Cheo Belén Puig, quien le hizo una tentadora oferta, por lo que se le pudo escuchar cantando, en la afamada orquesta tipo charanga francesa. Entre 1938 y 1940 tres de los hermanos de la “dinastía Valdés”, Alfredo, Vicentico y Oscar aparecieron como vocalistas, ante el deceso del solista principal de la orquesta Pablo Quevedo, quien partió en 1936. Luego, Vicentico pasó a las filas de la legendaria jazz band Cosmopolita, dirigida por el maestro del danzón Antonio María Romeu, donde brilló con su voz ante los micrófonos radiales en el Programa Ritmos Criollos, de la RHC Cadena Azul.

 

En 1944 Vicentico Valdés Valdés, al igual que muchos otros músicos cubanos decide probar suerte en México, país donde coincide con su hermano el también vocalista Alfredo. En el Distrito Federal trabaja con las prestigiosas orquestas cubanas de Absalón Pérez, y Arturo Núñez; y con las orquestas mexicanas de Rafael de Paz y Chucho Rodríguez. Con la Orquesta Antillana de Arturo Núñez, quien había llegado a México en 1940, trabajó Miguelito en los principales centros nocturnos de la capital, como El Patio, Río Rosa y Waikikí. Entre los cantantes cubanos que enfilaron hacia México, por corto o largo tiempo, figuran Kiko Mendive, Benny Moré y Vicentico.

 

En 1946 realiza sus primeras grabaciones en la capital mexicana, para el sello Peerles, acompañado del Conjunto Tropical de Humberto Cané, contrabajista y tresero cubano. Deja en el surco “Un meneíto na´ma” y “Negro bonito”, temas con los que no hubo mayor suceso.

 

…en México grabé algunos números, pero no pasó nada con ellos. Fue con los que hice con Tico (sello discográfico) los que primero se metieron en el público

 

Para muchos estudiosos y seguidores del arte interpretativo de Vicentico Valdés, México resultó ser para nuestro biografiado, un fructífero espacio de maduración para su posterior carrera artística en los Estados Unidos. En el mismo año de 1946 decide viajar a Nueva York, para presentarse ante la colonia latina, trabajando en el Teatro Hispano. El gran pianista Puertorriqueño Noro Morales lo contrata como cantante principal de su agrupación en 1947. En 1949 Tito Puente lo invita para que se vincule a su orquesta y para grabar para el sello Tico, dejando plasmados los temas: “Tatalibabá”, “Abaniquito”, "Quiéreme y veras” y “Mambo con Puente”, logrando rápidamente poner esos discos en la cima de la popularidad. Con Noro y con Tito Puente graba, y aunque el bolero es su fuerte, incorpora canciones del repertorio internacional. Y cuando llega el mambo de su compatriota Pérez Prado, lo suma a sus interpretaciones. Un problema de celos profesionales, aparta a Vicentico Valdés de Tito Puente. En una presentación en Los Ángeles, Tito Puente se encuentra con un cartel donde se anunciaba a “Vicentico Valdés con la orquesta de Tito Puente”. El puertorriqueño entró en cólera, al ver su nombre en segundo lugar, Vicentico se sintió ofendido y al regreso a Nueva York se rompió la alianza, de uno de los matrimonios más fecundos y productivos de Nueva York. Ya el cubano era un consagrado, se sentía seguro, firme y apoyado por su disquera y por el público latino. El 18 de abril de 1975, después de más de veinte años de separación, Vicentico y Tito vuelven a encontrarse musicalmente y se liman las asperezas en el Corso Ballroom, en la Calle 86. En esta ocasión Vicentico canta sus temas clásicos. Otra vez el 6 de abril de 1984 se reúnen para ofrecerle un homenaje al gran Vicentico. Tito Puente rectifica y se disculpa por el error y vuelven a juntarse para grabar canciones de siempre.

 

En el año 1953, la casa grabadora Seeco le solicita viajar a La Habana, para grabar con la Sonora Matancera. Lo hace y graba 4 temas iniciales con la agrupación yumurina: “Yo no soy guapo”, una guaracha del compositor Reinerio Jiménez, llevada al surco el 3 de noviembre de 1953. Su segunda grabación fue el bolero – mambo. “Decídete mi amor”, composición de José Antonio Méndez; y siguieron “Una aventura”, bolero composición de Chiquita Méndez y “Lindo Omelenko”, de autoría de Francisco Fellove. A raíz de estas grabaciones adquirió fama y prestigio, como cualquier vocalista que grabara con al Matancera. Vicentico se dio a la tarea de crear su propia orquesta en 1954, para que lo acompañase en sus presentaciones y giras. Para poder competirles orquestalmente a Tito Rodríguez, Tito Puente y Juanito Sanabria, y ganarse los favores del público, Vicentico crea su propia orquesta con grandes músicos así: Alfredo “Chocolate” Armenteros, Víctor Paz, Jimmy Frisaura y Pat Russo en las trompetas; Jesús Caunedo y Al Tenenbaum, en saxos altos; Shelly Gold en saxo tenor; Dave Kurtzer en saxo barítono; Frank Anderson en el piano; Bobby Rodríguez en el contrabajo; Mervin Gold en el trombón; Félix Ventura en la conga; Joe Rodríguez en el timbal; José Mangual en el bongó; Chivirico Dávila y Felo Brito en los coros. Actuaban en el Palladium Balroom y en el Diplomat Hotel. Su orquesta fue dirigida en diferentes momentos por los maestros René Hernández, Charlie y Eddie Palmieri, y Javier Vásquez; y finalmente se dedicó a cantar como solista. Por su orquesta también pasaron el bongosero Manny Oquendo y el trompetista Joe Caín, músicos de primer nivel. René Hernández fue además el arreglista, para las grabaciones de Vicentico con la Seeco durante los años 50 y 60.

 

Realizó una gira por Buenos Aires, Argentina, y allí se robó el corazón de los porteños, con su sin igual fraseo, llevando al disco el famoso tango de Cátulo Castillo y Héctor Stamponi “El último café”, con arreglos del gran guitarrista de Astor Piazzolla, Horacio Malvicino. Es una interpretación extraordinariamente bella en ritmo tropical. En Buenos Aires Miguelito Valdés recibió de parte de la prensa escrita el apelativo del “Gardel Cubano”.

 

Cuando terminó su gira por Buenos Aires, se radicó durante varios meses en México, donde era una figura de primer orden, y trabajó sin desmayo en la radio, televisión, teatros y centros nocturnos durante el año 1957. Ese mismo año, es llamado de La Habana para que asista, al evento organizado por Gaspar Pumarejo, llamado “Cincuenta años de Música Cubana”, al que se hicieron presentes grandes figuras que se encontraban en el extranjero como Antonio Machín, Raúl del Castillo, Miguelito Valdés, Mario Bauzá “Machito”, René Touzet, Gilberto Urquiza, entre otros. El espectáculo se realizó en el Estadio del Cerro de La Habana. Fue todo un éxito sin precedentes. 

 

En 1947 Miguelito Valdés, en un gesto solidario y noble, invitó a Arsenio Rodríguez, para que viajara a Nueva York para que buscara un tratamiento para su ceguera. Desafortunadamente el oftamólogo le comunicó a Arsenio que su mal era incurable. De ese episodio nació de la inspiración de Arsenio el tema “La vida es un sueño”, gran éxito mundial, producto de su dolor por su discapacidad.

Estando nuevamente Vicentico Valdés en Nueva York, es enviado por la Seeco donde trabajó como productor, para que grabara en La Habana con la Sonora Matancera. Corría el año de 1958. En esta segunda oportunidad dejó en el surco con la Matancera los siguientes 12 números:

 

Algo hay en ti, bolero de autoría de Humberto Jauma.

Con un poco de fe, bolero guapachá de autoría de Mario de Jesús.

El vaivén arrullador, bolero mambo de autoría de José Dolores Quiñones.

En una isla encantada, bolero de José Claro Fumero.

Has vuelto a mí, bolero de Lino Frías.

Lo añoro, bolero de autoría de Calixto Callava.

Lo que estoy viviendo, bolero de autoría de Javier Vásquez.

LOS ARETES DE LA LUNA, bolero grabado el 18 de diciembre de 1958, autoría de José Dolores Quiñones.

Me interesa tu opinión, bolero de Javier Vásquez.

No seas así, bolero guapachá de Roberto Puentes.

Solo por rencor, bolero de Martínez – Jauma.

Tu mi rosa azul, bolero de Jorge Mazón.

 

Las anteriores grabaciones las realizó Vicentico Valdés con la Sonora Matancera, para el sello Seeco, del cual La Sonora eran artistas exclusivos.

 

LOS ARETES DE LA LUNA, tema romántico por excelencia llevó a Vicentico Valdés al pináculo de la fama, y el tema fue declarado el disco del año en cuba.

 

Luego de estas grabaciones Vicentico continúa con sus giras internacionales, presentándose en México, Venezuela, Perú, Venezuela, Colombia, pero con su centro de operaciones en Nueva York, meca en aquel entonces de la música. Visitó nuestro país en 1978, acompañado de la Sonora Matancera y de Alberto Beltrán. El éxito en Colombia fue rotundo. En 1961, impone el tema “Envidia”, bolero de resonancia universal. También grabó magistralmente el tema “Como fue”, del compositor Ernesto Duarte. Hizo una grabación antológica del tema “Plazos traicioneros“, del compositor Luis Marquetti, versión de lujo del cancionero bolerístico internacional. En los 56 años de actividad artística, grabó un aproximado de 50 LDs.

 

Justamente Vicentico Valdés cantó y grabó diversas canciones de algunos de los mejores compositores del feeling, entre éstos los renombrados autores cubanos Giraldo Piloto y Alberto Vera, Marta Valdés, René Touzet, Armando Peñalver, Luis Yáñez, Jorge Zamora, José Antonio Méndez, Ángel Díaz, Luis Marquetti, Ernesto Duarte, José Dolores Quiñones, entre otros. El tema “Añorado encuentro” de Piloto y Vera, le valió a Vicentico Valdés un Disco de Oro, al igual que obtuvo otros dos Discos de Oro por “Los aretes de la luna” y “Envidia”. En total obtuvo tres Discos de Oro durante su carrera. Según manifestara Miguelito Valdés en diversas entrevistas de su época, se sentía demasiado orgulloso de haber grabado dichos temas y manifestaba que eran las piezas que más le solicitaban sus seguidores en las presentaciones.

 

Vicentico Valdés estuvo presente en la celebración del 65 aniversario de la Sonora Matancera que se realizó en Nueva York.

 

DISCOGRAFIA PARCIAL:

 

Aunque grabó un aproximado de 50 L.D. es importante resaltar algunos álbumes del vocalista Vicentico Valdés:

 

Así canta el corazón.

Mi diario musical.

Con la Sonora Matancera.

En Sur América.

Canta Vicentico Valdés.

Vicentico Valdés and his orchestra for.

Algo hay en ti.

Con Noro Morales y su Orquesta.

Con Tito Puente y su Orquesta.

Alegre y sentimental.

Listening and dancing.

El gran Vicentico.

Más éxitos.

Canciones premiadas.

El estilo de Vicentico Valdés.

Una vez más.

Suave.

Vicentico Valdés con violines y trompetas.

Solo lo mejor.

Arriba Vicentico.

Un momento feliz.

Vicentico Valdés y la Orquesta de Bobby Valentín.

Clásico de Vicentico Valdés con Bobby Valentín.

En la lejanía.

 

Lo anterior es un esbozo breve del gran señor, gran caballero, excelente amigo, extraordinario vocalista que con su regular estatura, parsimonioso en el andar, su burdo peluquín, y gran cortesía, además de su descomunal tabaco habanero contribuyó a conservarle entre cenizas y humo su soberbia y fenomenal voz. Vicentico Valdés fue y por siempre será una de las grandes voces del bolero del continente americano. Paz en su tumba y gloria eterna al gran Vicentico Valdés.

 

Bibliografía:

 

Morales, Ed. Guía de la Música Latina. Ediciones Robinbook, Barcelona. 2010. 318 páginas.

Ramírez Bedoya, Héctor.- Historia de la Sonora Matancera y sus estrellas. Impresos Begón. Primera edición 1996- Medellín.- 439 páginas.

Giro, Radamés. Diccionario Enciclopédico de la música en cuba.- Tomo 4. Editorial letras cubanas. La habana 2007.- 308 páginas.

Fortún, José Reyes. Un siglo de discografía cubana.-Ediciones Museo de la Música, 2007. La Habana Cuba.- 494 páginas.

Fortún, José Reyes. Música cubana: la aguja en el surco. Ediciones cubanas artex 2015. Miramar, playa, cuba.- 223 páginas. 

Lam, Rafael. Polvo de estrellas. Ediciones adagio 2009. Empresa gráfica Cienfuegos. Miramar, Playa, Habana cuba. 270 páginas.

 

Medellín, 06 de septiembre de 2021.

Has vuelto a mi (Lino Frías) Vicentico Valdés y Sonora Matancera - Bolero - 1958.

Lo dicen todos (Arsenio Rodríguez) Vicentico Valdés y Tito Puente - Bolero - 1949.


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